Los Dias Pasados.

En busca de lo no Soñado

El día que partí de mi casa, es uno de los peores días que se alojan en mi memoria. Tenia planteada mi partida del cubil de otra manera ya sea bien que mi madre me echara o haciendo mi propia vida en mi lugar aparte, para no seguir las regulaciones impuestas por el hogar. Pero así como a los 700 que ahora abandonan el país a diario, se me llego el momento de tomar una decisión. Elegir entre el hambre, la desesperación, la agonizante búsqueda de trabajo llevando un currículum donde mi poca experiencia brillaba como una estrella nova y escuchar las mismas palabras una y otra vez "Gracias, nosotros nos pondremos en contacto con usted" me hacían sentir destruido en lo moral.
Mi madre tenia la idea optimista que podía seguir estudiando luego conseguir un trabajo, pero yo tenia amigos que con licenciaturas y siendo tipos con gran intelecto habían tenido que decir adiós a patria la mayoría de ellos partiendo a España, otros a Sudamérica y los no tan preparados a EEUU.

Existe ese momento donde uno se siente como un desertor, de alguna forma es así, se dejan las filas, se abandona la posición para la que se nos ha preparado proteger. Ahora solo se corre por salvar la vida, el enemigo es incombatible, invisible y trémulo. Trémulo porque se agita vibrante en nuestro interior quitándonos todo animo de lucha, creo que esta es su peor arma. Invisible porque por mas que le buscamos no encontramos manera de acertar con el. Incombatible porque nos ata las manos, los pies, nos tapa la boca, nos venda los ojos y nos tira al piso frió de la miseria, sin que nosotros podamos poner ninguna resistencia; nos venimos a dar cuenta cuando nos vemos en un mundo se sinrazones lejos de todo lo que amamos, lejos de todo lo que conocemos, lejos de todo lo que tiene significado.
Un día mientras pasaba de canal, vi esa imagen que se ve mucho, un espacio noticioso con una nota e imagenes "Ahora a las 3:pm llegan los restos de los salvadoreños que murieron decapitados por una locomotora en México, cuando no han pasado ni dos semanas de que fuera deportado el hombre que perdió sus piernas tratando de subir a un tren en el país del norte."
La noticia se metió tanto en mi cabeza que aun la recuerdo. Como era posible que yo estuviera ahí sentado pasando de canal en espera que un empleador con mil solicitudes de trabajo me llamara, en espera de que comenzara el nuevo periodo escolar y reanudar la rebusca para sacar para las cuentas y los libros y los mil artilugios que se requieren. Como, cuando habían hombre, mujeres y hasta niños (como dijera mi amigo radicante en las islas prietas "Con los coyoles") para jugar se el todo por el todo en un territorio hostil. No me podía quedar sentado ahí. Ese mismo día hable con mi madre, la cual me advirtió "Estados Unidos es el lugar mas deprimente y despiadado que te puedas imaginar. Yo he estado ahí y la vida solo se limita al trabajo con el tiempo uno se acostumbra a ser tratado como esclavo de las responsabilidades." En ese entonces me sentí a responsable de mi familia, podía pasar de ser el protegido al protector de mi familia. Mi padre había muerto dos años hace de leusemia, dejando nuestro núcleo familiar en estragos y con una seria escases de recursos. Contando a ello la perdida del negocio familiar gracias a la delincuencia. Todo ese mundo se venia abajo, yo podía ser porte de la solución y no del problema, además si esa gente se aventuraba, yo era un ingrato al no intentarlo teniendo entrada legal a estados unidos. Si, mis padres vivieron en la nación llamada por algunos "América" y yo nací en ese país. No lo he llamado mi país a Estados Unidos, desde que vivo aquí solo me doy el titulo de Salvadoreño. Quizás antes sentía admiracion por su capacidad industrial pero ahora como todo cuando se mira de cerca las grietas anuncian que no tarda en partirse en mil pedazos.

Aquel día que en el aeropuerto internacional de Comalapa, mi madre, mi hermano mayor, mi mejor amigo y primo y sus hermanos me fueron a despedir. Le di un abrazo fuerte a mi madre y ella rompió en llanto, yo intente con todas mis fuerzas no quedar disperso hecho una nada en el lugar. En mi interior todo yo era una pila de escombros. No tenia palabras si decía algo me desgarraría. y mi madre me decía muchas cosas para darme fuerza pero tenían el efecto contrario, me decía que "había pasado de ser un niño a un hombre y que aunque hubiera decidido esto se sentía orgullosa de mi" Mi hermano mayor con una sonrisa guanga también me dijo "puchica Levi, uno nunca se imagina estos momentos" con una voz sin forma ni tono le dije a mi hermano que cuidara a mi mamá, y también me dio un abrazo que se incorporo al de mi progenitora. Yo entre hasta que se dio el ultimo llamado para mi vuelo. Y eche el ultimo vistazo a mi madre y hermano, mi primos hermanos por parte de mama. Ahí estaban, ahí se quedaban, yo me iba. Cuando ficharon mis maletas y pase fuera de la ventana polarizada que donde todavía miraba a mis primos desaturando el sol con las palmas de sus manos para verme por entre el cristal. Casi los podía oír, mirando sus expresiones "ahí va el Levi, otro mas que se va."
Llegando a la sala de espera para entrar al avión ahí me di cuenta que ya hacia rato que había pasado el punto de no retorno. Y por fin me sentí libre de quebrarme, dejar fluir caudal insostenible de mis lágrimas.
Cuando llego el momento de abordar el avion la asistente del vuelo, me dio una bolsita con pañuelos desechables, he hizo la pregunta "Primera vez que vuelve a estados unidos, joven" a lo que respondí: "Si, después de 17 años"

Veo mi caso como difícil, pero me pongo a pensar en esos que se dan a la aventura, sabiendo que hay riesgos de muerte entre medio. Pero aun así somos desertores de un país al que amamos, con una causa no perdida, solo que ahora el frente es diferente. Respeto mucho a mi gente, y a los que a diario se dan a batallar por el diario vivir dentro de una nueva cultura, sin el respaldo legal para trabajar.

Me siento libre al contar esto.
Me siento feliz, por ser Salvadoreño.
Me siento con el deber de hacer que mi historia no se vea repetida 700 veces por día, en mi pequeño país.

Creo que ahora, hay mas esperanzas. Se han roto eslabones y todos podemos edificar nos el futuro como lo habíamos planeado, no como la circunstancias nos llevaron a que fueran.


Imagenes substraídas de www.salvadorenosenelmundo.blogspot.com/2008/0...
Fredi Martin/12 04 08.